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En la antigüedad los buques de vela
utilizaban únicamente los vientos portantes para sus desplazamientos,
debido a que las velas eran predominantemente cuadradas, cuestión que no
les permitía avanzar hacia el viento. Así, nuestros descubridores se
veían obligados a esperar a la llegada de los vientos alisios de
dirección favorable en el Océano Atlántico, tanto para poder llegar a
América, como para volver a Europa.
Hoy, en el siglo XXI y en pleno cambio climático, los buques de
navegación oceánica, vuelven a utilizar los vientos portantes para
surcar los mares.
El buque “BELUGA SKYSAILS”, de 132 metros de eslora, realizó su viaje
inaugural entre Europa y América, propulsado por un parapente gigante
controlado por computadoras.
Para aprovechar la zona de vientos de altura, más fuertes que los de
superficie, el parapente asociado a un sistema de gobierno de alta
tecnología, puede permanecer desplegado a alturas de hasta 300 metros,
para permitir impulsar un buque de hasta 10.000 toneladas de peso bruto.
La propulsión eólica se complementa con la propulsión mecánica,
ofreciendo como resultado un importante ahorro de combustible, además de
ofrecer la garantía de desplazamiento de emergencia, en caso de averías
o agotamiento de combustible.
CCI viene desarrollando desde el año 1967 cámaras climáticas de ensayos
de componentes navales y de resistencia de los materiales a la corrosión
marina. A este respecto es de destacar que CCI ha suministrado este tipo
de cámaras al Centro Nacional de Investigaciones metalúrgicas del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), universidades y
entidades diversas.
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