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La
gran mayoría de las catástrofes climáticas de las últimas décadas (más
del 60%) tuvieron lugar, o fueron más graves, por la irresponsabilidad
del ser humano.
Las
evidencias del impacto del ser humano sobre el medio ambiente son
evidentes. Negar su implicación en el cambio climático es una
irresponsabilidad tan grave, que puede llegar a poner en juego la vida
biológica sobre el planeta, y como consecuencia, la misma supervivencia
de la especie.
Evidenciar la huella humana sobre el entorno es clave para entender el
presente y mejorar el futuro. Es por ello que parte de la comunidad
científica centra sus esfuerzos en este ámbito.
Desde
el 2000, un nuevo campo de investigación se dedica a explorar la
relación entre ser humano y las condiciones climáticas extremas, tales
como inundaciones, olas de calor, sequías y tormentas. Conocido como
“atribución extrema de eventos”, esta disciplina ha ganado impulso, no
sólo en el mundo de la ciencia, sino también en la sociedad y en los
medios de comunicación, mostrando claras evidencias del nocivo efecto
del hombre sobre la Tierra.
En un
trabajo realizado por la plataforma Carbon Brief, se analizan los más de
140 estudios sobre eventos meteorológicos extremos, como el tifón Haiyan
(que acabó con la vida de más de 10.000 personas en Filipinas en 2013)
hasta la sequía en California (que duró cinco años y obligó al Estado a
declarar el estado de emergencia). Los informes incluidos van desde las
lluvias récord que cayeron en Louisiana, hasta la mortal ola de calor de
2003 en Europa.
De
entre todos los estudios publicados y analizados, el informe y posterior
mapa realizado por esta entidad especializada en ciencia climática,
determina que el 63% de los fenómenos extremos tuvieron lugar, o fueron
más graves por culpa del ser humano. De todos ellos, casi la mitad (46%)
representan olas de calor, las sequías son el 21% y las fuertes lluvias
o inundaciones, el 14%.
La
mayoría de grandes eventos analizados tienen relación con sequías u olas
de calor
Los
datos muestran, geolocalizados, cada uno de los informes sobre los que
están basadas dichas conclusiones. En España, por ejemplo, se destaca la
sequía y se relaciona ésta con la influencia del ser humano. “Hay una
tendencia hacia un Mediterráneo más seco en comparación con estudios
anteriores, y tal tendencia ha sido parcialmente impulsada por las
emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero. El estudio
muestra 144 eventos meteorológicos extremos, relacionados con el ser
humano.
Entre
los eventos estudiados hay aquellos relacionados con frío, nieve o
hielo, sequía, calor y olas de calor, lluvias e inundaciones y huracanes
(Nueva Orleans quedó arrasada tras el paso del huracán Katrina en 2005).
De todos ellos, sólo 20 no han sido relacionados con la mano del hombre;
como en los Pirineos, donde “la variabilidad climática natural fue,
aparentemente, el principal motor de la acumulación extrema de nieve que
cayó en los Pirineos en 2013” según un informe, (frente a otros periodos
posteriores de calor y sequía).
Uno
de los autores del análisis, Roz Pidcock, había estudiado los informes
de forma individual, y decidió unirlos en un todo. “La tentación es
mirar el resultado de un estudio y pensar que es la última palabra la
definitiva. En realidad, la evidencia debe ser considerada en su
totalidad para poder comprender cómo el cambio climático está influyendo
en las condiciones climáticas extremas”, dijo el científico.
Fuente: GREENPEACE
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