El 19 de mayo del año 2013, el robot Curiosity se situó en el cráter
Gale con el propósito de investigar vestigios de agua y posible
existencia de vida biológica en el pasado marciano. Para ello, procedió
a perforar, la roca Cumberland; un orificio de 1,6 cm de diámetro y 6,6
cm de profundidad.
Gracias a tales experimentos, y a otros posteriores, se ha llegado a
conocer bastante sobre la climatología marciana.
El clima marciano actual es frío y seco y es difícil que en las
condiciones de presión y temperatura de la superficie exista agua
líquida, encontrándose ésta en depósitos de hielo subterráneo, en los
casquetes polares y en minerales hidratados.
Pero no siempre parece haber sido así. La evidencia geológica apunta a
que el agua corrió en algún momento por su superficie en grandes
cantidades, lo que significa que hubo un tiempo en que la atmósfera
marciana fue mucho más densa, favoreciendo un clima más cálido y húmedo.
Aunque sólo fuese durante pequeños intervalos de unos pocos miles a
millones de años, los impactos del bombardeo al que estuvo sometido el
planeta pudieron crear las condiciones atmosféricas que permitieron la
existencia de grandes cantidades de agua líquida y quizá algunas formas
primordiales de vida marciana.
El Marte primitivo pudo recrear la Tierra primigenia que vio nacer las
primeras formas de vida.
La única forma de saberlo es la datación del suelo Marciano, única forma
de ayudarnos a discriminar entre las diferentes hipótesis planteadas
por los científicos.
Fuente: NASA
http://www.jpl.nasa.gov/msl
http://www.nasa.gov/mars
http://mars.jpl.nasa.gov/msl.
Catling, David C 2006, Atmospheric Evolution of Mars. In: V. Gornitz (ed.)
Encyclopedia of Paleoclimatology and Ancient Environments, Springer,
Dordrecht, 2009, pp. 66-75, [preprint]
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