Foto 1: Recreación de la geografía del Arco de Gibraltar al inicio de la
Crisis Salina del Mesiniense. Foto 2: Muestra del yeso cristalino
acumulado durante la crisis Salina del Mesiniense en Sorbas, Almería.
Foto 3: Vista satelital de las Béticas, el Rif y el Estrecho de
Gibraltar. / MANUEL MANTERO/ DANIEL GARCÍA-CASTELLANOS |
El Mediterráneo acumuló cerca del 10% de la sal de los océanos hace unos
seis millones de años.
Hace unos seis millones de años, antes de quedar aislado y evaporarse
casi por completo, el mar Mediterráneo se convirtió en una inmensa
salina. Durante al menos 100.000 años, dentro del periodo conocido como
Crisis Salina del Mesiniense, llegó a acumular alrededor del 10% de la
sal contenida en los océanos. La causa de que esta situación se
prolongara durante tanto tiempo pudo ser la reducción y “estabilización”
del tamaño del canal de conexión con el Atlántico, según un estudio
elaborado por científicos del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) que aparece publicado en el último número de la
revista Nature.
El investigador del CSIC Daniel García-Castellanos, que trabaja en el
Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera, detalla: “La
estabilización del tamaño de ese canal se produjo, por un lado, como
consecuencia de un levantamiento tectónico que tendía a estrecharlo, y
por otro, por la erosión del agua atlántica entrante, que tendía a
ensancharlo. Esta competición explicaría la enorme acumulación de sales
en el Mediterráneo y su precipitación en el fondo durante tanto tiempo”.
Durante el Mesiniense, el Mediterráneo necesitaba, al igual que en la
actualidad, un aporte constante de agua atlántica para evitar que su
nivel descendiera por evaporación debido a las escasas lluvias. En
aquella época, el estrecho que unía ambos mares era muy poco profundo y
estaba situado en algún lugar entre lo que hoy es la cordillera Bética,
al sur de la Península Ibérica, y la cordillera del Rif, al norte de
Marruecos. Según los cálculos hidrodinámicos, este canal tuvo que tener
entre 10 y 30 metros de profundidad. Sólo esa profundidad pudo evitar
que el Mediterráneo quedara completamente aislado y se secara, a la vez
que impedía la mezcla de agua de ambos mares.
“Este pasillo de conexión permitía sólo la entrada de agua, no la
salida. Para explicar la gran cantidad de sal acumulada, el Mediterráneo
debió actuar como una enorme salina durante al menos 100.000 años y
evaporar unas 50 veces su volumen de agua”, aclara el investigador del
CSIC.
El equipo de investigadores ha empleado métodos de cálculo numérico para
simular el flujo de agua y la erosión producida a lo largo de ese canal
de entrada. Los resultados indican que la tasa de erosión fue comparable
a la velocidad de levantamiento tectónico que se produjo en la región.
Actualmente, la huella de este levantamiento se observa en los
sedimentos marinos situados cientos de metros por encima del nivel del
mar.
Cuando el levantamiento tectónico dificultaba la entrada de agua, el
nivel del Mediterráneo descendía, pero al aumentar el desnivel entre los
dos mares, el flujo de entrada y la erosión se aceleraban, agrandando de
nuevo el estrecho. “Este equilibrio entre erosión y levantamiento podría
explicar por qué el canal de entrada de agua atlántica se mantuvo
durante tanto tiempo en el rango de profundidades que permite la
concentración de sal en el Mediterráneo, a pesar de las rápidas
oscilaciones climáticas del nivel del mar”, precisa García-Castellanos.
Cuando la erosión del fondo del estrecho fue superada finalmente por el
levantamiento tectónico, el canal de entrada quedó clausurado por
completo, provocando que el clima seco del Mediterráneo hiciera
descender rápidamente su nivel más de un kilómetro.
Depósitos de sal
El trabajo aporta también una respuesta a las acumulaciones periódicas
de sal que afloran en buena parte de la costa mediterránea. Hasta ahora
se atribuían a los cambios cíclicos en el clima, pero los nuevos
resultados proponen un mecanismo alternativo, basado en que la
“competición” entre erosión y levantamiento se produjo de forma
desacompasada.
“Cada vez que el levantamiento intentaba cerrar el estrecho, el
Mediterráneo necesitaba de unos cientos de años para que su nivel bajase
por evaporación. Como resultado de este desfase, la competición entre
erosión y levantamiento era desacompasada, lo que producía una
oscilación del nivel de este mar y de la acumulación de sal”, indica el
investigador del CSIC.
Para los científicos, el estudio podría ayudar a entender el cambio
global provocado por cambios en las condiciones ambientales. “La
acumulación masiva de sal en el Mediterráneo y su posterior desecación
probablemente tuvieron un impacto significativo en la biología y en el
clima terrestres. La migración de mamíferos africanos a Europa debido a
la desecación está bien documentada, pero el impacto de estos cambios
bruscos sobre el clima es poco conocido”, agrega García-Castellanos.
Fuente CSIC 15/12/2011. Daniel García-Castellanos y Antonio Villaseñor.
Messinian salinity crisis regulated by competing tectonics and erosion
at the Gibraltar Arc. Nature. DOI: 10.1038/nature10651
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