Aunque no lo parezca a simple vista, se
estima que la reserva energética de la humanidad puede encontrarse en
los océanos.
Hace ya más de 140 años Leo Lesquerox (considerado el padre de la
paleobotánica), afirmó que el petróleo de Pennsylvania se había
originado a partir de la fosilización de las algas marinas.
En la actualidad, la obtención de biodiesel a partir de las algas
marinas es ya una realidad. De hecho cada vez existen más países que
disponen de extensos cultivos de algas dedicados a la obtención del
preciado “oro verde” a escala industrial (ver la imagen adjunta
correspondiente a un cultivo de algas en Australia).
Para producir algas marinas, se necesitan los siguientes componentes
esenciales: Radiación solar, agua, anhídrido carbónico, algún nutriente
y unos aparatos denominados fotobiorreactores.
Con las algas así producidas se obtiene un biodiesel, que además de
consumir CO2 (en lugar de producirlo), puede hacer que los
agricultores vuelvan a dedicar sus cultivos a la alimentación, en lugar
de volcarse indiscriminadamente en la producción de biodiesel agrícola,
como está sucediendo en la actualidad.
Como ejemplo comparativo, podemos decir que existen algas unicelulares
capaces de producir 130.000 litros de biodiesel por hectárea, mientras
que si se cultivase la misma superficie con girasol, solo se obtendrían
500 litros.
Por ello, las algas son la única fuente de biodiesel capaz de sustituir
al petróleo.
CCI fabrica bajo proyecto diversos tipos de fotobiorreactores para
investigación de crecimiento de algas a escala piloto, basados en:
- Tubos de plástico de diferentes diámetros y longitudes.
- Tubos de vidrio pyrex, de diferentes diámetros y longitudes.
- Cámaras de policarbonato de diversas capacidades.
- Cámaras de vidrio templado de diversas capacidades.
- Etc.
Los fotobiorreactores fabricados por CCI
pueden ser instalados bajo condiciones ambientales externas o en cámaras
climáticas de simulación controlada.
Con las cámaras climáticas de simulación
CCI es posible investigar el rendimiento productivo de los cultivos en
las condiciones climatológicas existentes en las diversas regiones de la
Tierra y en las diferentes estaciones del año, sin necesidad de realizar
costosos desplazamientos.
En todos los casos la radiación lumínica es equivalente a la emitida por
el Sol, proporcionando una energía radiante de valor medio 1.000 W/m2
por segundo.
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