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Por definición, el intemperismo, o meteorización, es la desintegración y
descomposición de una roca en la superficie terrestre o próxima a ella
como consecuencia de su exposición a los agentes atmosféricos cíclicos a
lo largo del tiempo, con o sin la participación de agentes biológicos.
También puede definirse como la degradación o proceso estático por el
cual la roca se rompe en pequeños fragmentos, se disuelve, o se
descompone. Se posibilita así la remoción y el transporte de detritus en
la etapa siguiente, que vendría a ser la erosión. La meteorización
entonces, al reducir la consistencia de las masas pétreas, abre el
camino a la erosión.
Pero no solo son los minerales los que sufren este proceso de
envejecimiento, sino también todo tipo de materiales, tales como restos
arqueológicos, óseos, etc., de ahí su importancia, incluso en el estudio
de los procesos de fosilización de origen biológico.
Para poder investigar estos procesos a escala de laboratorio existen
cámaras como la denominada METEOTRON, capaz de simular las condiciones
ambientales responsables de la erosión, tales como: Lluvia, viento,
cambios térmicos, humedad, agua marina, hielo y deshielo, radiación
solar, concentraciones variables de gases tales como el CO2 (carbonatación),
etc., en presencia o no de otros agentes biológicos involucrados en cada
proyecto de investigación.
Esta extraordinaria cámara de investigación está capacitada para
realizar cambios cíclicos repetitivos acelerados, de tal manera que el
efecto de exposición natural de varios años puede ser reproducido en
pocos días en el laboratorio.
Su aplicación también es de interés en el campo de la geología, la
construcción y la investigación multidisciplinar por permitir reproducir
de forma artificial los efectos de la erosión ambiental. Es por ello que
son utilizadas por centros de prestigio tales como el Consejo Superior
de Investigaciones Científicas (CSIC), Museo Nacional de Ciencias
Naturales, universidades y centros tecnológicos diversos.
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