Fig. Ecological effects of phenological changes caused by climate change |
Es de esperar que el cambio climático altere los procesos biológicos,
manifiestan los científicos del CREAF:
En el CREAF llevamos a cabo diversos estudios en los que abordamos estas
alteraciones en los últimos miles de años, en los últimos siglos y en
las últimas décadas. Hemos visto cómo las especies están avanzando su
actividad en el tiempo (la primavera biológica llega antes) y se
desplazan en el espacio hacia mayores altitudes, y que no todas las
especies responden igual. Los efectos de estos cambios específicos sobre
el funcionamiento de los ecosistemas pueden ser sustanciales.
El efecto invernadero está produciendo, y parece que ha de seguir
produciendo, un aumento de la temperatura y de la sequía en nuestra
zona. El estudio de los efectos que estos cambios climáticos pueden
tener sobre los ecosistemas lo abordamos con: (1) el estudio
paleoecológico de cilindros sedimentarios de los últimos 10.000 años;
(2) el estudio del material de herbario y museístico de los últimos
siglos; (3) el estudio de los cambios ecofisiológicos y demográficos de
la vegetación mediterránea en respuesta a las cambiantes condiciones
climáticas naturales; (4) el estudio experimental de la vegetación bajo
condiciones más o menos controladas, que simulan de los cambios
previstos para las próximas décadas por los modelos climáticos; y (5) la
modelización de los cambios pasados y futuros.
Entre los numerosos resultados de estos estudios destaca el hallazgo de
que el reciente calentamiento global -entre 0,6 y 1,0 °C en los últimos
50 años- ha alterado fenómenos biológicos como el crecimiento de las
plantas, la floración, la salida y la caída de las hojas y de los
frutos, y las épocas de migración de los animales. Por ejemplo, en
Cardedeu (Barcelona) las hojas de diferentes especies de árboles
caducifolios salen en promedio 16 días antes y caen 13 días más tarde
que hace 50 años. Cambios similares se han observado en todo el
hemisferio norte. Los datos de teledetección desde los satélites (series
temporales de NDVI) durante las últimas dos décadas, analizadas por
distintos centros y también por el CREAF, confirman a una mayor escala
espacial este alargamiento del periodo de crecimiento vegetativo.
El conocido aumento en la oscilación estacional de la concentración
atmosférica de CO2, que sugiere una actividad creciente de la biosfera
terrestre, sería debido, en parte, a este alargamiento. Los cambios en
los ritmos de actividad de las distintas especies pueden afectar a sus
habilidades competitivas, y, por lo tanto, a su ecología y conservación,
con un impacto difícil de predecir en la estructura de las comunidades y
el funcionamiento de los ecosistemas. Por ejemplo, se producen
asincronías entre las actividades de algunas plantas y sus herbívoros o
sus polinizadores.
Entre los efectos que pueden producir estos cambios conviene destacar
también los que afectan directamente a los humanos, por ejemplo en
aspectos sanitarios como los derivados de la aparición y cantidad de
polen (alergias) o de la distribución y población de los agentes que
propagan enfermedades, o en aspectos agrícolas como la elección de los
cultivos adecuados.
En otro de nuestros estudios, hemos observado notables desplazamientos
hacia mayores altitudes de las hayas (70 metros hasta llegar a la cima)
y de las encinas (hasta llegar a 1400 m) en el Montseny en las últimas
décadas, en una muestra más de los efectos del cambio climático, en este
último caso con gran interacción con los cambios en los usos del suelo.
Fuente: CREAF
Peñuelas J, Filella I (2001). Responses to a warming world. Science
294:793-795.
Peñuelas J, Filella I, Comas P (2002). Changed plant and animal life
cycles from 1952 to 2000 in the Mediterranean region. Global Change
Biology 8:531-544.
Peñuelas J, Boada M (2003). A global change-induced biome shift in
the Montseny mountains (NE Spain). Global Change Biology 9:131-140.
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