La corrosión isotrópica podría ser definida como el deterioro
electroquímico que sufren los metales, independientemente de la
dirección en que son examinados. Podríamos decir que se trataría de una
corrosión generalizada. Es decir, se refiere al hecho de que los efectos
son idénticos independientemente de la dirección escogida para dicha
medida. Cuando la corrosión no presenta isotropía podríamos decir que se
trata de una corrosión anisotrópica.
El aluminio, junto con la mayoría de sus aleaciones, es un metal con
comportamiento isotrópico altamente apreciado por sus características
físicas y químicas: es fácil de mecanizar, su baja densidad le hace muy
ligero, es bastante resistente a las inclemencias ambientales, etc., y
admite una gran diversidad de tipos de recubrimientos, incluidos los
anodizados.
Por ello, sus aplicaciones son múltiples: aleaciones ligeras para
construcciones aeronáuticas, militares y aeroespaciales, carpintería de
aluminio para la edificación, náutica deportiva, etc., etc. De todas las
aplicaciones existentes, las que requieren una mayor atención desde el
punto de vista del control de calidad, son la edificación y la náutica,
debido a su permanente exposición a la intemperie.
En la industria naval, el metal está en constante contacto con el
ambiente salino del mar, salpicaduras, inmersiones alternativas, etc.,
etc. y en la construcción los edificios pueden estar situados próximos
al mar, en núcleos urbanos, o zonas industriales.
A su vez, el aluminio puede ser tratado electroquímicamente, se le puede
dotar de diversos recubrimientos (lacados, etc.), puede ser afectado por
el contacto con otros metales, estar sometido a esfuerzos mecánicos,
etc., etc.
Por todo lo anteriormente dicho, centrándonos en la resistencia a la
corrosión, y sin entrar a considerar la diversidad de normativa
existente aplicable a los ensayos de control de calidad, podemos decir
que los ensayos más comunes son los siguientes:
Corrosión por niebla salina neutra (NSS).
Corrosión por niebla ácida (AASS).
Corrosión por niebla salina cuproacética (CASS).
Corrosión bajo tensión mecánica.
Corrosión galvánica (flujo electroquímico entre metales diferentes).
Corrosión por niebla sulfúrica (ensayo Kesternich).
Corrosión por inmersión cíclica mediante baños de soluciones activas.
Acción corrosiva de la humedad mediante cámara de difusores (INTA).
En todos los casos, la evaluación de la corrosión se determina mediante
ensayos específicos que se realizan a escala de laboratorio mediante las
cámaras climáticas y de corrosión acelerada.
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