Cada vez son más las firmas de automoción que apuestan por el reciclaje
de la materia orgánica para ser utilizada en automoción como una
alternativa a los derivados del petróleo para reducir emisiones de CO2.
Hablamos de no solo las principales marcas japonesas, sino también las
estadounidenses tales como Ford, que están incluso investigando la
utilización de piel de tomate para fabricar fibras biodegradables.
La industria automotriz es un sector pionero en el uso industrial de
bioplásticos. La utilización en modelos de producción en serie demuestra
que estos materiales ya se están implantando de forma sistemática.
Hace una década hablábamos del momento que se está viviendo hoy. En ese
entonces se pronosticaba que los bioplásticos darían el salto a la
producción masiva y que se contarían varios ejemplos en aplicaciones de
larga vida.
Para ello, los fabricantes están trabajando con proveedores de materia
prima para hacer uso de materiales reciclables, tales como botellas,
productos alimentarios, etc.
Estos son algunos de los ejemplos citados en la revista Bioplastics
Magazine:
El fabricante japonés Mazda Motor Corp., ha desarrollado un bioplástico
para disminuir el impacto ambiental, realizado con materiales derivados
de plantas. El nuevo material, desarrollado en colaboración con
Mitsubishi Chemical Corp., está basado en el "Durabio", una resina de
bio-policarbonato derivada principalmente de la "isosorbida", una
molécula obtenida a partir de maíz, que se caracteriza por no emitir
gases tóxicos a la atmósfera.
Otra importante ventaja de los bioplásticos es que pueden ser
coloreados, y al no requerir pintura, también reducen las emisiones de
compuestos orgánicos volátiles, reduciendo los costes y protegiendo el
medio ambiente.
Mazda también ha presentado en la feria tecnológica ambiental
EcoProducts 2014 celebrada en Tokio, el primer bioplástico de la
industria automotriz de alta resistencia al calor, denominado Mazda
Biotechmaterial, destinado a ser empleado en guarnicionería de
interiores y obtenido totalmente a partir de fibras vegetales.
Por su parte, Ford también está investigando la viabilidad de utilizar
el arbusto guayule, el diente de león, los girasoles o la caña de azúcar
para fabricar goma. También trabaja, en colaboración con H.J. Heinz
Company con el fin de reutilizar las pieles de tomate sobrantes del
proceso de producción del kétchup Heinz. Éstas podrían ser utilizadas
para el cableado o los habitáculos de almacenaje que se utilizan para
guardar monedas y otros objetos pequeños.
En todos los casos, de lo que se trata es de aumentar la ligereza para
consumir menos combustible evitar el uso de derivados del petróleo y en
general, disminuir las emisiones de CO2 para reducir el calentamiento
global.
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