Que la humedad elevada juega un importante papel en cualquier fenómeno
de corrosión de metales, es algo indiscutible. Si a ello sumamos climas
marítimos, entonces el ambiente salino representa un elevado riesgo para
la durabilidad de las estructuras férreas. Lo que es menos conocido es
el papel que juega el punto de rocío a elevadas temperaturas; entre
otras razones por la singularidad de los sensores capaces de resistir
tales condiciones.
Medir el punto de rocío en estufas-horno de ensayos térmicos, incluso
bajo atmósferas modificadas conteniendo gases tales como el Argón, CO2,
etc., es una cuestión muy importante porque nos permite conocer el
contenido en agua de dicha atmósfera. No por el agua en sí, sino porque
con las elevadas temperaturas el agua se disocia en hidrógeno y oxígeno
2H2O = 2H2 + O2.
Para poder comprender el interés de emplear los analizadores de oxígeno
con sensor de zirconio es necesario comprender que el oxígeno reacciona
provocando oxidación y corrosión.
Para cualquier concentración de actividad del metal (Y), la ecuación es
la siguiente:
Y2(H2) x Y(O2)/Y2(H2) = Constante.
Según las leyes de la química se desprende que la solución pasa por
reducir el oxígeno o aumentar el agua.
Esta es la razón por la cual interesa medir el punto de rocío para poder
determinar la cantidad de oxígeno existente en la cámara a altas
temperaturas, cuestión químicamente posible con los sensores de
zirconio.
En los laboratorios de control de calidad se evalúa la resistencia de
los metales con cámaras de ensayos térmicos, estufas, hornos y cámaras
de corrosión en frio y en caliente. Este tipo de equipos son empleados
por las entidades de la máxima relevancia y los centros de investigación
más prestigiosos existentes en la actualidad. En la imagen presentamos
una cámara de niebla salina multinorma.
www.cci-calidad.com |