Para establecer los procedimientos de aseguramiento de la calidad de los
recubrimientos empleados en la protección de los metales expuestos a la
intemperie, y especialmente para evaluar la resistencia frente al
ambiente corrosivo del mar, es necesario llevar a cabo experimentaciones
de laboratorio mediante simulaciones fidedignas avaladas por las
normativas dictadas por cada país.
Salvo ligeros matices, la mayoría de normas existentes a nivel mundial
son prácticamente coincidentes, y en todos los casos sin exclusión, el
aseguramiento de la calidad de los recubrimientos frente a la corrosión
del mar, pasa por la utilización de las cámaras de corrosión acelerada
por niebla salina.
Los ensayos más sencillos consisten en simular atmósferas de niebla
consistentes en la atomización de soluciones acuosas de ClNa en
proporción y pluviometría normalizadas, bajo condiciones estables de
temperatura y durante periodos de tiempo preestablecidos.
Determinadas normas de ensayo establecen ciclos alterativos de
inmersión, climas secos y húmedos, adición de ácidos, etc. los cuales se
realizan con cámaras más complejas.
Transcurridos los tiempos de ensayos, se procede a la evaluación de las
probetas mediante instrumentos de laboratorio tales como los
corrosímetros, balanzas de precisión, microscopios estereoscópicos,
colorímetros por triestímulos, dinamómetros de tracción, medidores de
adherencia, peines de rallado, etc., etc.
Pero antes de ello, es necesario emplear las cámaras de simulación
climática, entre las que se encuentran las cámaras de ensayos acelerados
mediante niebla salina capaces de reproducir cualquier ambiente marino
y situación que pueda encontrarse en nuestros mares y acelerarlo a
requerimiento.
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