Cuando se habla de la corrosividad de los ácidos, se tiene una cierta
tendencia a pensar en los ácidos fuertes, si bien existe una
importantísima evidencia del protagonismo de los ácidos débiles en la
corrosión de metales tales como el cobre, el aluminio y sus aleaciones.
La corrosión por ácidos orgánicos está ocasionada por determinadas
atmósferas contaminadas existentes en el interior de espacios cerrados o
zonas industriales mal reguladas medioambientalmente.
Dentro de este tipo de atmósferas corrosivas, la más habitual está
formada por la existencia de vapores de ácido acético (CH3COOH) en
presencia de determinados valores de humedad relativa, a temperaturas
controladas. La velocidad de corrosión de este tipo de ambientes es
proporcional a la riqueza de ácido disociada en el componente húmedo del
aire.
Para la realización de este tipo de ensayos se utilizan las cámaras de
ensayos de corrosión acelerada por niebla acética.
Estas cámaras de ensayos de corrosión acelerada y de simulación son
utilizadas por los centros de investigación más prestigiosos existentes
en la actualidad, tales como el Centro Nacional de Investigaciones
metalúrgicas (CENIM), Empresa Nacional Siderúrgica, Instituto de Calidad
de la Edificación Eduardo Torroja, etc.
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