Cuando hablamos de anticorrosión, nos estamos refiriendo al empleo de
mecanismos para luchar contra la corrosión, tales como el empleo de
inhibidores o recubrimientos destinados a proteger los metales contra
dicho proceso de desintegración estructural como consecuencia de
ambientes químicamente activos tales como el clima marino.
A lo largo de la historia son muchos los tipos de recubrimientos
empleados para la protección de los metales, de los cuales, unos han
sido prohibidos por su efecto contaminante, y otros se han dejado de
usar debido a su baja eficacia inhibidora.
Hoy en día los químicos trabajan incansablemente por conseguir productos
cada vez más económicos y duraderos.
Para ensayar la resistencia de los inhibidores de corrosión se emplean
las cámaras de ensayos de corrosión de laboratorio, tales como las
cámaras de corrosión por niebla salina.
Estas cámaras de ensayos se desarrollan conforme a métodos
internacionalmente certificados por los organismos oficiales de cada
país, de tal manera que es posible intercomparar los resultados con los
realizados en cualquier otro lugar del mundo.
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