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El pasado 10 de junio de 2014 se presentó en la capital de España el
“Barcelona Dust Forecast Center”, el primer Centro Operativo de la
Organización Meteorológica Mundial (OMM) dedicado a la predicción de
tormentas de polvo y arena.
Este centro estará gestionado por AEMET, dependiente del Ministerio de
Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, del Gobierno de España y por
el Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación
(BSC-CNS), entidad de investigación vinculada a la Universitat
Politècnica de Catalunya.
El presidente de AEMET, Miguel Ángel López, ha resumido este proyecto
internacional español, como “el resultado de un esfuerzo sostenido a lo
largo de casi una década de múltiples organizaciones e instituciones
internacionales que va a beneficiar a muchos países”.
La OMM estableció en 2006 las bases para crear el Sistema de Evaluación
y Avisos de Tormentas de Polvo y Arena (SDS-WAS: Sand and Dust Storm –
Warning Advisory and Assessment System) y en 2007 aprobó la creación de
dos centros regionales dedicados a la investigación sobre modelización y
observación de polvo atmosférico. Uno de ellos, con ámbito geográfico de
Asia Oriental y Pacífico, gestionado por la Agencia China de
Meteorología, y el otro, para el Norte de África, Oriente Medio y
Europa, ubicado en España.
El “Barcelona Dust Forecast Center” utilizará un modelo de transporte de
polvo y contaminantes que será ejecutado en el superordenador
MareNostrum, y sus predicciones diarias se distribuirán a los servicios
meteorológicos nacionales.
De esta forma, en el BSC-CSN coexistirán el centro regional, dedicado a
la investigación y el desarrollo de estos fenómenos y el nuevo centro
operativo español destinado a realizar las predicciones.
Es de destacar los daños que el contenido de polvo y arena atmosférico
puede producir, no solo sobre el medio ambiente, sino también sobre los
múltiples sistemas encuadrados en todo cuanto abarca la mecatrónica;
desde los equipos electrónicos aeronáuticos, pasando por automóviles,
sistemas de radar, luminarias, envolventes diversas, etc., etc., de ahí
la importancia de evaluar, a escala de laboratorio, la resistencia de
todos los sistemas frente a estos fenómenos ambientales. Para ello se
utilizan las cámaras climáticas de estanqueidad, las cuales se rigen por
la normativa internacional para el establecimiento de las cifras IP.
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