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La corrosión anaerobia es otra forma de corrosión inducida por las
bacterias procedentes de la materia orgánica existente en el subsuelo,
cuando a su vez coexisten factores tales como la humedad y determinadas
sustancias químicamente activas de naturaleza muy diversa, en función de
los diferentes tipos de suelos existentes (arcillosos, calizos, etc.).
Dado que, tanto en la industria como en la construcción, son muchos los
casos en los cuales las estructuras de acero han de estar en contacto
con el terreno, y en muchas ocasiones enterradas (tuberías, puentes,
estructuras de tendido eléctrico, etc.), es por lo que este tipo de
corrosión es realmente un motivo de preocupación y estudio, sobre todo
en aquellos casos en los cuales pueda existir la probabilidad de
sobrehumidificación, y consecuente transformación en suelos cenagosos o
freáticos.
Cuando el acero está enterrado por ejemplo en un suelo arcilloso, donde
el oxígeno del aire no puede penetrar, y en determinadas condiciones
propicias para la proliferación microbiana, es factible la aparición de
la bacteria anaerobia conocida con el nombre de “sporovibrio
desulfurincans”.
Esta bacteria por sí sola no es la responsable de la corrosión del
acero, pero sí la inductora, debido a que se nutre de iones sulfato (en
lugar de oxígeno), metabolizándolos en iones sulfuro, los cuales, en
presencia de agua, acaban transformando el catión ferroso en
subproductos tales como el sulfuro de hierro (SFe) y el hidróxido
ferroso (Fe(OH)2, responsables de la corrosión anaerobia.
Dado que en estos procesos también se libera gas sulfhídrico (SH2), es
muy común percibir olor a huevos podridos cuando se desentierran, de
suelos cenagosos putrefactos, estructuras de acero afectadas por
procesos corrosivos.
Para determinar la resistencia a la corrosión anaerobia se utilizan las
cámaras de simulación de laboratorio, tales como la que se presenta en
la imagen adjunta.
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