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La agencia espacial estadounidense NASA ha lanzado este domingo, con
total éxito, a la atmósfera terrestre, un "platillo volante" que le
permite probar tecnologías con las que algún día espera transportar a
seres humanos a Marte, en un ensayo que ha concluido con éxito cuando la
enorme nave con forma de disco se ha depositado en el lugar
preestablecido del Océano Pacífico.
La noticia, anticipada oficialmente días pasados por el departamento de
prensa de la Agencia Espacial a todos los medios de comunicación, se
difundía en los siguientes términos:
“El primer platillo volante de la NASA, diseñado para depositar cargas
pesadas sobre Marte, está listo para realizar su primer vuelo de
prueba”, se decía.
Con el propósito de poner a prueba una nueva tecnología que será
utilizada para colocar cargas pesadas sobre Marte, la NASA está a punto
de dejar caer un vehículo con forma de platillo volador desde un globo
de helio muy por encima de la superficie de la Tierra.
La próxima oportunidad de lanzamiento para el Desacelerador Supersónico
de Baja Densidad (Low Density Supersonic Decelerator o LDSD, por su
sigla en idioma inglés) es el 28 de junio a las 8:15 de la mañana, hora
estándar de Hawái, cuando la ventana de lanzamiento, de 45 minutos, se
abra en la Planta de Misiles del Pacífico, que pertenece a la Marina de
Estados Unidos, en Kauai, Hawái. Habrá cuatro oportunidades de
lanzamientos más el 29 y el 30 de junio y el 1 y el 3 de julio, si es
necesario. Los funcionarios lo llaman el “vuelo que sacudirá a la
ingeniería”.
Un vehículo de prueba con la forma de un platillo volador, que
transporta un equipo para colocar grandes cargas sobre Marte, se muestra
en el Edificio de Ensamble de Misiles, en la Planta de Misiles del
Pacífico que pertenece a la Marina de Estados Unidos, en Kaua‘i, Hawái.
"La agencia está progresando y está alistándose para Marte como parte de
la campaña sobre la Evolución de Marte, de la NASA", dice Michael
Gazarik, un administrador asociado de la división de Tecnología
Espacial, en las oficinas centrales de la NASA, ubicadas en Washington.
A medida que la NASA planee misiones robot a Marte cada vez más
ambiciosas, preparando así el terreno para futuras expediciones
científicas con seres humanos, las misiones requerirán naves espaciales
más grandes y más pesadas. El objetivo del proyecto LDSD es ver si el
vehículo de prueba de vanguardia, impulsado por un cohete, funciona tal
como fue diseñado; en el espacio cercano a altos números de Mach.
La manera en la cual asciende el platillo de la NASA para poner a prueba
la altitud es prácticamente tan peculiar como el vehículo de prueba
mismo.
“Usamos un globo de helio (que, al inflarlo por completo, encajaría
cómodamente en el Rose Bowl de Pasadena) para levantar nuestro vehículo
a 36.580 metros”, dijo Mark Adler, gerente del proyecto del
Desacelerador Supersónico de Baja Densidad, en el Laboratorio de
Propulsión a Chorro de la NASA.
“Desde allí, lo dejamos caer durante un segundo y medio. Luego, solo
debe adquirir altura y velocidad; y después debe frenar”.
Una fracción de segundo después de caer desde el globo, y a unos pocos
metros debajo de él, se encenderán cuatro pequeños motores de cohete con
el fin de poner a punto el platillo y estabilizarlo giroscópicamente.
Medio segundo después, un motor de cohete Star 48B, de combustible
sólido y tobera larga, alcanzará un empuje de 7.937 kilogramos, y
enviará al vehículo de prueba hacia el límite de la estratosfera.
Un vehículo con forma de platillo volador, diseñado para poner a prueba
dispositivos de aterrizaje interplanetarios cuelga de una torre, listo
para su lanzamiento en la Planta de Misiles del Pacífico.
“Nuestro objetivo es lograr una altitud y una velocidad que estimulen la
clase de ambiente con la que uno de nuestros vehículos se encontraría al
volar en la atmósfera marciana”, dijo Ian Clark, quien es el principal
investigador del proyecto LDSD, en el JPL. “Llegamos al punto máximo a
alrededor de los 54.860 metros y de la velocidad Mach 4. Luego, al
desacelerar a Mach 3,8, desplegamos el primero de dos nuevos sistemas de
frenos atmosféricos”.
“Después de años de imaginación, ingeniería y arduo trabajo, pronto
veremos a nuestro Keiki oka honua, nuestro ‘muchacho de la Tierra’,
mostrarnos lo que tiene”, dice Adler. “Si nuestro platillo volador bate
sus récords de velocidad y altitud, será un día grandioso”.
El equipo de gestión del proyecto decidió también hacer volar dos
tecnologías de desaceleración supersónicas que serán puestas a prueba
exhaustivamente durante dos pruebas de vuelo más del LDSD, el año
próximo. Si el vehículo de prueba de este año vuela como se espera, el
equipo del LDSD puede llegar a obtener un tesoro oculto de datos sobre
cómo funcionan el Desacelerador Aerodinámico Inflable Supersónico de 6
metros, y el paracaídas supersónico un año antes de lo planeado.
El SIAD-R, el cual es esencialmente una rosquilla inflable que aumenta
el tamaño del vehículo y, como resultado, incrementa su arrastre, se
despliega una velocidad de alrededor de Mach 3,8. Este desacelerador
rápidamente frenará el vehículo a una velocidad de Mach 2,5, donde el
paracaídas supersónico más grande de la historia será desplegado. Se
espera que aproximadamente 45 minutos más tarde el platillo realice un
aterrizaje controlado en el océano Pacífico, en las costas de Hawái.
Evidentemente, cuando la NASA difundía esta noticia, sus responsables
desconocían el resultado de la prueba: Hoy podemos concluir que se ha
desarrollado con un éxito total.
La proeza abre el camino que llevará al hombre a colonizar el planeta
rojo.
Aunque queda mucho camino por recorrer, lo que también está demostrado
es que este tipo de proyectos serían totalmente inviables si no se
realizaran a escala de laboratorio pruebas funcionales bajo condiciones
ambientales extremas, para lo cual se utilizan las cámaras climáticas de
pruebas aceleradas de fatiga, mediante choques térmicos, también
denominadas cámaras de estrés por ciclados térmicos repetitivos.
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